Reseña: Lienzos de invierno - J.A. Rangel

¿Qué es el amor? Esta es una de esas preguntas que a primera vista pueden lucir sencillas, pero que cuando reflexionamos sobre qué respuesta darles, somos conscientes de lo difícil que es contestarlas.

El amor es un concepto tan universal y tan propio del cosmos, pero a la vez tan personal y tan íntimo, que el atreverme a definirlo resulta todo un desafío. Para mí el amor no es algo utópico o inalcanzable, sino un estado en el cual la razón se hace inconsciente y tu verdadero yo reluce. El amor es un escenario de paz en donde podemos sentirnos completos pero también ausentes y desamparados, y en el cual la certeza es tan clara como las dudas que lo impregnan. El amor es único pero toma muchas formas y busca receptores y catalizadores por doquier. El amor está en nosotros, pero a veces necesitamos compartirlo, magnificarlo y transformarlo al lado de alguien más. El amor muta, evoluciona, castiga y alimenta. El amor perdura y también se esfuma como el café en las noches de invierno. El amor es humano y se equivoca. El amor adolece de la perfección pero es exquisitamente imperfecto. El amor aprende, enseña y nos forma. El amor baila entre sonrisas, abrazos y lamentos. El amor nos reconoce y nos olvida. El amor se pinta en nuestra piel y se borra con lágrimas y sudor. El amor es idiota y navega en los mares de la idolatría. El amor sueña y despierta al ritmo de nuestros suspiros. El amor actúa en mil escenarios y es capaz de interpretar cualquier papel que se le asigne. El amor es tan grande que habita en lo ínfimo e imperceptible. El amor es la quimera que se hace probable. El amor es el sollozo que irrumpe mientras el tren desaparece. El amor es un desayuno apresurado sin condiciones o restricciones. El amor es parte de lo que fuimos, somos y seremos. El amor es esa ruta siempre presente en el camino. El amor es tan etéreo que sería transgresivo definirlo y encasillarlo, por lo cual me limitaré a vivirlo y encontrarlo a mi manera, de todas las formas posibles. Ya veremos cómo cambia mi discurso el día de mañana.

Una de las cosas que más me enorgullece y alegra de todo lo que ha significado Liberando Letras, es ser receptor de la confianza de un autor que decide entregarme su obra. El día de hoy vamos a hablar de un libro autopublicado que llegó a mí como un saludo en goodreads proveniente de tierras mexicanas. El protagonista de esta reseña es "Lienzos de invierno" de J.A. Rangel.

Aquí nos encontramos con la historia de Mauren, un chico de pueblo que desde pequeño ayuda a sus padres con el trabajo de la granja, y que ve cerrado su futuro al presente que siempre ha vivido y a los únicos espejos que tiene frente a él. 

Lo primero que vale la pena mencionar, y que es algo que reconozco y valoro sobremanera, es el esfuerzo realizado en la consecución de la portada, pues a diferencia del 98,75% de las cubiertas seleccionadas para libros autopublicados, esta destila calidad y estimula a la lectura del contenido. Sé que es difícil hacer algo tremendamente vistoso o de un grado visual sorprendente, pero este es un ejemplo de que se puede hacer algo bueno con recursos escasos.

A pesar de ser una persona romántica y eternamente enamorada, siento una leve y marcada aversión por las novelas de este tipo, generada principalmente por la sujeción a estándares y tópicos y el poco sentido propositivo de la gran mayoría de ellas. "Lienzos de invierno" es una novela romántica que luce genérica en muchos aspectos, pero que marca una clara diferencia con el resto, y es la capacidad narrativa del autor. Sin pretensiones ni un lenguaje erudito, J.A. Rangel crea una historia gratamente sencilla, apta para todo el público y capaz de conectar contigo desde el primer momento.

Cuando vas leyendo intuyes qué es lo que va a pasar, pero esto no hace que la lectura se torne aburrida o que quieras dejarla, pues la manera en que Mauren te va haciendo parte de lo que ya está escrito resulta ser tan personal y tan vívida, que te llega al fondo del alma y toca por completo.

Es importante precisar que aquí nos encontramos con un protagonista homosexual, que descubre su verdadero ser en el trayecto del libro (no estoy adelantándoles nada, esto viene en la sinopsis). En la gran mayoría de obras que incluyen este tipo de situaciones, se ahonda en lo duro que resulta el proceso de reconocimiento, en el rechazo que ello provoca y en todo el sufrimiento que deviene de él, haciendo ver como si la experiencia fuera un camino a la horca en todo el sentido de la expresión. Rangel es tremendamente astuto y su sensibilidad a la hora de construir una historia hace que aun abordando estos temas y a sabiendas de que son cosas que suceden, esta se sienta transparente y cómoda a la lectura, pero ante todo realista, explorando lo bueno y lo malo: se nos plantean los hechos de manera tímida, como dejando que seamos nosotros mismos quienes vivamos las situaciones. Podría definir la manera de escribir de este hombre como sobria, elegante e incluyente.

Otra cosa que me agradó mucho es la plantilla de personajes y el significado que cada uno de ellos muestra frente a la sociedad en la que vivimos (ojo, la obra se contextualiza en un pasado en el que la tecnología no era la reina y en donde un bolígrafo y un papel eran el arma de seducción dominante). El autor presenta un panorama interesante en donde explora los límites en las relaciones humanas, y los extremos que pueden generar las diferencias, independientemente del tipo que sean.


Unido a los anterior y ligado a los personajes y a las relaciones que surgen entre ellos, el libro es un cúmulo de lecciones, reflexiones y aprendizajes de cara a la vida. Adicionalmente a esto, es claro el crecimiento y la evolución que los personajes van experimentando mientras la historia avanza, lo cual de cara a un ejercicio de problematización de lo que se está leyendo, resulta altamente valioso.

Hay un fallo tremendo, que justifico en cierto modo en el hecho de que es un ejercicio de autopublicación, pero que no puedo dejar de mencionar. Se echa mucho de menos el filtro de un corrector de estilo dentro de la novela, pues los errores ortográficos y gramaticales son el pan de cada día. Un punto a revisar muy importante.

Después de todo lo dicho, hay algo que no puedo dejar de mencionar, y es que hay un tema que se mueve como el aire por todos los escenarios que visitamos y los actos que presenciamos, y es el arte. Rangel nuevamente acierta al preferir abordar el alma de las cosas, y no desperdiciar espacio en mencionar nombres y obras, tratando de hacerse ver conocedor del tema como muchos hacen fracasando en el intento. Es magnífica la manera en que sientes que todo fluye, y entiendes los sentimientos de Mauren a través de su amor al arte, pues como ya dije en la introducción, el amor es basto y se refleja hasta en lo más pequeño e inesperado.

"Lienzos de invierno" es un texto grande y claro que no necesita de elaboradas estructuras para brillar con luz propia. J.A. Rangel tiene una sensibilidad a la hora de escribir de esas que pocas veces se ven, pero que hacen hasta del ejercicio más sencillo algo interesante y que se disfruta. Una grata sorpresa de esas que quisiéramos encontrar con mayor frecuencia.




Comentarios

  1. Muchísimas gracias por tan hermosa reseña y sobre todo por cuidar de los personajes de Lienzos de Invierno.
    Me emociona saber que Mauren fue acogido y adoptado por una persona como tú, con la sensibilidad suficiente para entender su historia.
    Como lo comenté en Goodreads, ten por seguro que trabajaré con mayor cuidado en mis próximos proyectos.
    ¡Saludos!

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