Reseña: El problema de los tres cuerpos (El problema de los tres cuerpo 1) - Cixin Liu

Despertamos, encendemos el televisor o la radio, o vemos noticias en el periódico o la internet, y el 90% de cosas con las que nos encontramos son malas. Decesos a causa de la violencia, personas muriéndose de hambre, familias enteras siendo desplazadas de sus lugares de origen, especies animales totalmente extintas, peleas por diferencias culturales, entre todas las cosas horrendas de las cuales somos testigos día tras día.

Parece curioso, pero siendo seres racionales y con alta capacidad de discernimiento (al menos eso es lo que dicen), nos hemos dedicado a encontrar las diferencias del otro y luchar contra ellas, en lugar de conocerlas y entenderlas. Hemos gastado tiempo en tratar de fijar estándares de lo que debe ser, y en crear formas de castigo para aquellos que no las cumplen. Hemos destruido todo lo que nos rodea cegados por una errónea idea de desarrollo, que ya está empezando a pasarnos la cuenta de cobro.

Muchos dicen que algún día la humanidad dará el giro necesario y cambiará su realidad, pero lamento ser pesimista al respecto. Creo que emprendimos un trayecto a un lugar completamente oscuro, y aunque encuentro muchas luces en el camino, creo que no serán suficientes para llegar bien al destino. Espero equivocarme...

La literatura, como todo segmento de la economía de mercado en que nos encontramos (sí, la literatura también es un negocio), está marcada por la presencia de una serie de tendencias que surgen de un momento a otro, que ya sea apalancadas por movimientos culturales o por previsiones económicas, terminan apoderándose del grueso de los lectores y estando presentes en cuánto espacio encontremos. No solo hablo de géneros cuando me refiero a tendencias, sino también de estilos de escritura o espacios históricos, entre muchos otros factores que colaborar en el establecimiento de una de ellas.



Podemos hablar de tendencias o movimientos literarios cuando mencionamos a la corriente surrealista que manejan la pluma de Borges o de Cortázar, al romanticismo de Alejandro Dumas, o al modernismo de la mano de Rubén Darío; pero igualmente estamos hablando de ello cuando atendemos a las modas editoriales como algunos las han llamado, dentro de las cuales podemos incluir los romances paranormales (fenómeno "Crepúsculo"), los thrillers caseros (caso de éxito "La chica del tren"), los romances juveniles tóxicos ("After" como exponente más reconocido), las distopías juveniles (seguro conocen "Los juegos del hambre"), o las conspiraciones bíblicas (imposible no haber escuchado algo sobre "El código Da Vinci").

El mundo se mueve a pasos agigantados y el saber identificar qué es lo que va a mandar la parada en el futuro más cercano, termina convirtiéndose en un completo desafío para cualquier análisis de mercado, sin importar el sector de la economía.

La ciencia ficción como género literario venía de capa caída en los últimos tiempos debido a la incapacidad de encontrar nuevos ingredientes en la construcción de sus obras, o cuando menos, renovar los discursos ya escritos de modo correcto. Muchos se subieron al tren de los viajes imposibles de Verne o los paseos en el tiempo de Wells, pero tal como reza el epílogo de "Elantris" de Brandon Sanderson, de vez en cuando surgen mentes a las que hay que dejar que brillen e iluminen todo a su alrededor (la ciencia ficción está tomando un nuevo aire, ya van a ver).

Desde el lado oriente del planeta, se llega una oleada de novelas de ciencia ficción dispuesta a dar un nuevo respiro al género y a ganarse un espacio entre una comunidad de lectores cada vez más ávida de historias que los sorprendan y les transmitan. Uno de los principales exponentes de esta corriente es Cixin Liu con "El problema de los tres cuerpos", libro del cual hablaremos en esta reseña...


Para empezar debo decir que el de los tres cuerpos es un problema de la física que consiste en determinar la posición y la velocidad en que tres cuerpos sometidos a atracción gravitacional se encuentran en cualquier instante de tiempo.

Y ahora sí, a lo que vinimos. Aquí nos encontramos con un acercamiento directo a dos espacios temporales (pasado y presente) y a uno preventivo hacia otro (futuro). Todo comienza en la etapa más violenta de la Revolución Cultural China, en donde aquellos que se oponían de cualquier modo al régimen (incluso el más inverosímil que podamos imaginarnos), eran asesinados y puestos en la palestra como ejemplo de lo inaceptable. Al mismo tiempo la novela se desarrolla en una actualidad en la cual los científicos más famosos e importantes de la humanidad se están suicidando sin razón aparente, y en donde un conflicto internacional está en su momento de efervescencia.

El primer gran acierto de esta novela, entrega inicial de la saga homónima, es el modo tan acertado en que conecta momentos con descripciones e intenciones tan diferentes, y los hace converger para dar una fuerza incontestable al mensaje íntegro de la obra, y a su desarrollo en general. Puede que muchas cosas de ese viaje en el tiempo que plantea el libro parezcan inconexas y sin sentido, pero no lo son en absoluto.

Adicionalmente, no puedo dejar de dar mérito al primer capítulo de la misma (y la primera parte en su totalidad), puesto que el autor no se ha quedado con nada y de entrada nos regala un coctél de sensaciones y sentimientos que será el banderazo perfecto para emprender esta carrera hacia el rincón más profundo de nuestra humanidad.

Si hay algo que me ha llamado la atención dentro de la propuesta de "El problema de los tres cuerpos" y de esta oleada de literatura oriental que viene en camino, es la posibilidad de conocer narrativas y estilos diferentes, y lo que me he encontrado no me decepcionó. Cixin Liu crea una historia universal plagada de referencias propias de la región del planeta en que se desarrolla, lo cual nos otorga una visión diferente de ver las cosas y una contextualización histórica particular, y aunque puede resultar chocante en un primer instante por lo salidas de este mundo que puedan parecer las situaciones planteadas, de a poco te vas familiarizando y enganchando hasta no querer despegarte, o al menos eso es lo que me pasó a mí, y a Mark Zuckerberg.

Los ejes centrales por los que se mueve esta novela son la crisis humana debida a la imposibilidad de hacer que los valores morales evolucionen del mismo modo que lo hacen la ciencia y la tecnología, y la inminente inmersión de vida extraterrestre en nuestro planeta. Se preguntarán qué tiene de novedoso esto, y debo decirles que nada en lo absoluto, pues son temas tópicos que se han abordado hasta la saciedad en toda forma de expresión habida y por haber; pero afortunadamente Cixin Liu supo darle un vuelco al asunto y renovar el repetitivo discurso y condimentarlo con una serie de elementos que harán que el tránsito por esta historia sea ciertamente trepidante, ameno y todo menos que aburrido.

Cada uno de estos ejes viene acompañado de un elemento principal bajo el cual se irá desarrollando. En el que respecto a la inmersión extraterrestre no haré mucho énfasis pues prefiero dejar que se sorprendan, pero sí les recomiendo tener una conexión a internet o una enciclopedia a la mano, y que presten toda la atención del mundo posible pues si bien este libro no llega a tener el altísimo grado de complejidad  que las grandes obras de ciencia ficción despliegan, sí es un claro exponente de su género; en cuanto al eje evolutivo, la crítica que plantea el autor ante el sistema económico, político y social en su conjunto y ante el ser humano y su capacidad de supervivencia, está manejada de una manera exquisita (y puede que este adjetivo se le quede corto), ya que sin ahondar en temas polémicos ni hilar tan finamente en ciertas materias, logra hacer que los mensajes que intenta transmitir calen dentro de ti, sean lo suficientemente tajantes como para llegarte, y te lleven a un grado de reflexión tal que empieces a vivir y problematizar todo lo que allí se narra. Cixin Liu plantea una crítica seria y que se nutre desde un gran número de puntos de vista y desde múltiples escenarios, lo cual la hace más válida y certera.

Tomada de novalibros.com
Como ya les comenté, esta historia se desarrolla en dos momentos históricos diferentes, y en tres espacios físicos distintos, por decirlo de algún modo. "El problema de los tres cuerpos" está ambientado de muy buena manera y nos ofrece actos por espacios lúgubres en donde la ciencia se hace grande, por realidades virtuales sensacionales y abrumadoras, y por un terreno más allá de las estrellas que viene en camino. Sumado a esto y como es característico de una novela de ciencia ficción, Cixin Liu nos ofrece soluciones científicas y una tecnología propia que se va conectando grácilmente con todo lo que va teniendo lugar. Lluvia de protones blindando esta gran historia.

Y como si todas estas flores no fueran suficientes, todavía queda una más de entre las que puedo mencionar, y es la más grande de todas. La forma en que esta obra está escrita se encuentra en el punto perfecto entre lo difícil y lo sencillo, pues a pesar de la carga filosófica que la acompaña, de los procesos descritos y de la terminología empleada, la novela tiene un desarrollo constante y frenético, que se disfruta mucho más gracias a una narrativa que se deja abordar y que no discrimina, o al menos no al grado al que pueden hacerlo otras obras de ciencia ficción altamente complejas.

Pero como no todo puede ser perfecto, hay dos puntos grises en todo esto. El primero radica en algo muy personal, y es el hastío exacerbado que me genera que todo en el mercado tienda a las sagas, series y demás extensiones, obligándote a comprar más y a esperar mucho tiempo para ver cómo sigue la historia que te atrapó, si es que se toma la decisión de publicar las siguientes entregas (que en este caso no va a ocurrir, pues el sello Nova de Ediciones B publica en el 2017 los otros dos tomos de esta trilogía). Sí, en muchos casos es necesario hacer más libros, pero en serio, esto me sobrepasa.

El segundo va con los personajes, pues sentí que estaban muy enmarcados en su papel como profesionales y el contenido de la historia se perdió de un toque más humano e irracional (sin llegar a lo excesivo, por favor), que quizá hubiera podido detonar en algo mucho más impactante de lo que ya es. Sin embargo, no puedo dejar de alabar lo pertinente que resulta el lugar que cada personaje desempeña, ya que estos nos ponen de frente dilemas existenciales y posibilidades de acción que harán que de la experiencia de lectura algo más íntimo y personal, y con lo cual nos involucremos con mayor fuerza. 

Me gustaría hablarles de otros temas que considero sumamente valiosos dentro de la obra, pero les estaría arruinando una experiencia de lectura entretenida y significativa, así que espero que disfruten recordando el pasado y poniéndose diferentes zapatos.

"El problema de los tres cuerpos" sin duda alguna es uno de los mejores libros con los que me he encontrado en este 2016. Una novela clara, concisa, original, sorprendente, fuerte, justa y refrescante. Una obra que se convierte en todo un hito en la literatura por lo que representa que un autor gané el premio Hugo con una novela no escrita originalmente en inglés. Una crítica mordaz que te dejará pensando en muchas cosas de la realidad que tenemos frente a nosotros día a día.





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